México Transterritorial.

El Financiero

Nuestra noción de México debe incluir lo que podríamos llamar la diáspora mexicana en EU. La presencia de compatriotas en ese país no sólo es antigua, sino profunda.

México es más grande que sus fronteras y la nación mexicana rebasa a su territorio nacional. Nuestra noción de México debe incluir lo que podríamos llamar la diáspora mexicana en Estados Unidos. Antes que nada debemos ser claros en lo siguiente: en Estados Unidos la presencia de la cultura mexicana y del idioma español precede incluso a la fundación de la República estadounidense. La presencia de compatriotas en ese país no sólo es antigua, sino profunda. El consumo de guacamole durante el super tazón y el hecho de que el taco ya se considere un platillo tan estadounidense como las hamburguesas es sólo una parte de la integración cultural de Estados Unidos y México.

Durante la mayor parte del siglo XX, sin embargo, por una serie de razones, México se concibió a sí mismo como un país que le dio la espalda a su otra identidad: a su mitad norteña. Esto empezó a cambiar con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte suscrito por las tres naciones norteamericanas. Se trató de una gran decisión estratégica por parte del gobierno mexicano.

Fue un golpe certero a nuestro laberinto de la soledad. Aunque los mexicanos ya eran parte de la sociedad estadounidense -sin haber perdido su identidad mexicana- lo cierto es que el TLCAN le dio un impulso sin precedentes a la relación entre México y su diáspora en Estados Unidos. Para nadie es hoy un secreto que, a través de las remesas, las dos comunidades mexicanas se encuentran en constante relación. No somos un país de 130 millones de mexicanos, sino de 170 millones de mexicanos. Cómo lo ha dicho con gran clarividencia el Dr. Tonatiuh Guillén López, México es una Nación Transterritorial y, por lo tanto, debemos concebirnos como un pueblo que abarca el planeta entero, aunque sea en América del Norte donde tenemos nuestra mayor concentración.

Es sobre esta concepción en que debemos fundamentar el porvenir mexicano.Estados Unidos y México no sólo no somos vecinos distantes, como nos había definido el periodista, Alan Riding, sino que somos naciones simultáneas: no somos vecinos, sino cohabitantes.

A pesar de esto, la realidad geopolítica de América del Norte no responde a esta realidad. Lo que se requiere ahora es una mayor profundización de las relaciones entre Estados Unidos, México y Canadá. Debemos trascender el actual arreglo por uno que incluya el libre tránsito de bienes, inversiones, tecnología y sobre todo, de seres humanos.

Es esta la nueva visión de México que quiero encabezar.

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