Los mexicanos quieren verse reflejados en un México ganador que ofrezca buenos y mejores empleos, una justicia real y servicios de salud del primer mundo para todas y todos.

Los mexicanos somos creyentes en que, con nuestro esfuerzo, podemos salir adelante. En contra de lo que parece estipular una versión de que el pueblo mexicano es, en su mayor parte, perezoso, un reciente estudio publicado en la revista Nexos, nos indica todo lo contrario.

Los mexicanos no dejamos todo a la suerte, pues no pensamos que sólo el poder de la fortuna puede cambiar destinos. Lo contrario es lo cierto: creemos en la fuerza del trabajo y de nuestro empeño para prosperar. En este sentido, nos parecemos menos a los europeos y más a los estadounidenses. En Estados Unidos se habla del mito del self-made man, un ser humano que logra lo que parece imposible a partir de nunca desfallecer. En México, este mito tiene raigambre en nuestra cultura del esfuerzo.

Esto no quiere decir que los mexicanos seamos sólo individualistas. La encuesta elaborada por las agencias de investigación de opinión pública, Gaus SC y Lexia, también muestra que los mexicanos le damos una gran importancia a la familia. Casi cuatro de cada diez mexicanos, considera que nada es más relevante que la familia.

El individualismo mexicano se anida en los vínculos familiares para desenvolverse. Esto se afianzó mucho por los efectos de la pandemia que estrechó los lazos entre los mexicanos.

No obstante tener una gran confianza en sí mismos, la mayor parte de los mexicanos piensan que lo que les impide lograr sus sueños son, sobre todo, la falta de empleos bien pagados y la falta de Estado de derecho en nuestro país. Si esto es cierto, ya sabemos qué hacer: tener más y mejores empleos, bien pagados y que estén enfocados en desplegar las enormes potencialidades creativas y productivas de los mexicanos y las mexicanas.

Pero, como dicen los encuestados, no sólo de pan vive el hombre. En un México con falta de Estado de derecho, donde quien tiene el poder para influir puede violar la ley sin consecuencias y, a quien carece de ese poder, se le violan constantemente sus garantías individuales y derechos humanos, no puede prosperar ni aspirar a la justicia.

Por ello, es necesaria en nuestro país, una gran cruzada para instituir, de una vez por todas, un Estado de derecho, en el que nadie esté por encima de la ley, empezando por los más poderosos.

La encuesta, que se hizo después de la pandemia, también refleja la preocupación de los mexicanos por tener un mejor acceso a servicios de salud eficientes. Este es, sin duda, otro de los grandes desafíos que tenemos como nación. Es hora de que México se encuentre entre los países líderes en ofrecer servicios de salud a toda su población, con el mismo cuidado y esmero, al margen de la capacidad adquisitiva de quienes solicitan servicios hospitalarios o clínicos.

Es claro que los mexicanos quieren verse reflejados en un México ganador que ofrezca buenos y mejores empleos, una justicia real y servicios de salud del primer mundo para todas y todos. A eso hay que abocarnos.

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