Europa y América Latina: un destino común

La cumbre Unión Europea-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños muestra el interés de la Unión Europea por aumentar su presencia en América Latina ante el incremento de la influencia de los populismos en la región.

La Unión Europea tiene interés en aumentar su presencia en América Latina, ante el incremento de la influencia en la región tanto de Rusia como de China.

En Bruselas, uno de los centros de gravedad de las instituciones europeas, se acaba de celebrar una importante cumbre Unión Europea (UE)-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). La pandemia y la obtusa decisión del expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, de sacar a su país de la Celac, habían impedido su celebración por ocho años.

La reunión ocurre en un contexto complejo y muy diferente al último encuentro de las dos agrupaciones continentales. El ascenso de los populismos, tanto en América Latina como en Europa -reconocido por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen-, ha evolucionado y ganado terreno en los últimos años. Para enfrentarlo, Von der Leyen propone fortalecer las instituciones democráticas, aumentar la transparencia de los gobiernos y promover el Estado de derecho. Sin duda, estas y otras propuestas son las correctas, aunque habría que meditar por qué no se pusieron en práctica antes.

La Cumbre muestra el interés de la Unión Europea por aumentar su presencia en América Latina ante el incremento de la influencia en la región, tanto de Rusia como de China. No por nada se ha anunciado una inversión de 45 mil millones de euros que se planean invertir en 135 proyectos de infraestructura y sostenibilidad de aquí al 2027.

Entre las actividades que se busca desarrollar se encuentran el uso de hidrógeno limpio, las vacunas ARN, así como las redes de datos de alto rendimiento, entre otras. En conjunto, se trata de una inversión que busca consolidar la infraestructura de la cuarta revolución industrial e impulsar a América Latina a dar un salto hacia el futuro.

Pero para que esto suceda se necesita que tanto las poblaciones como los liderazgos de nuestros países comprendan que las recetas populistas son adversas al nuevo paradigma tecnológico y científico.

La distancia de puntos de vista entre ambas regiones es clara en lo que respecta a la invasión de Rusia a Ucrania. Para los europeos es obvio que el gobierno encabezado por Vladimir Putin infringió el derecho internacional y violó el espíritu y la letra de la Carta de las Naciones Unidas. En América Latina parece prevalecer la opinión, según la cual, la resistencia ucraniana a la invasión de su territorio y la ayuda europea a este esfuerzo es criticable. Curiosa posición, por parte de países cuyo territorio ha sido invadido por fuerzas extranjeras en el pasado. Aunque hay que decir que no todas las voces cantaron la misma melodía. El presidente chileno, Gabriel Boric, fue claro en su crítica a la invasión rusa y en su defensa del derecho ucraniano a resguardar su territorio.

De cualquier manera, el hecho de que esta reunión haya ocurrido es una buena noticia. Un acercamiento entre dos polos del mundo occidental, fundado en valores democráticos y liberales compartidos, es algo positivo. Esperemos que se puedan concretar pronto la suscripción de al menos tres tratados de libre comercio entre la Unión Europea y Chile, México y el Mercosur, respectivamente.

El escritor Carlos Fuentes alguna vez señaló que la imaginación europea había pensado en América antes de encontrarse con ella. En América Latina, por otro lado, está la presencia de Europa en todas sus manifestaciones artísticas. Llamarnos pueblos hermanos es apenas exacto.

Compartir en:
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp

Otras publicaciones