Lula y la izquierda | Gustavo de Hoyos

Lo mejor para la región sería, sin duda, tener izquierdas y derechas no populistas y autoritarias que más bien impulsen la tolerancia hacia sus adversarios y el respeto a las instituciones republicanas, democráticas y liberales.

Artículo escrito por Gustavo de Hoyos Walther

Entre los partidarios del populismo de izquierda autoritaria existe el consenso de que 1) la región latinoamericana se está vistiendo de rojo, y 2) estos cambios son beneficiosos para América Latina, en su conjunto.

Examinemos estás conjeturas a la luz del reciente triunfo de Luis Inácio Lula Da Silva en Brasil.

Lo primero que hay que decir es que la victoria del partido de Lula fue muy cerrada, lo que hace pensar que la sociedad brasileña está fragmentada políticamente por la mitad. Las buenas noticias para el país carioca es que, al parecer, no habrá conflicto postelectoral. Ya los líderes de países como China, Estados Unidos, de varios que conforman la Unión Europea y muchos otros han reconocido el veredicto de la institución electoral en Brasil. Ante este hecho se ve difícil que Jair Bolsonaro intente desconocer el resultado. Esto habla de la fuerza de las instituciones autónomas brasileñas. 

En segundo lugar hay que decir que Lula tendrá que gobernar con un gobierno dividido, pues, hasta donde se sabe, la mayoría en el Congreso la tendrá la derecha que apoyó a Bolsonaro. Así, en Brasil se sigue la tendencia de los últimos resultados electorales en la región, donde la izquierda triunfa en los comicios para elegir al poder Ejecutivo pero es derrotada a nivel del poder legislativo.

Esto, me parece, es un resultado virtuoso para quienes pensamos que los pesos y contrapesos son necesarios para evitar gobiernos dictatoriales o tiránicos. Por otro lado, este hecho político de gobiernos divididos hará ( como ya lo está siendo en Chile, Perú y otros lugares) más difícil que políticas populistas resulten exitosas, pues esto suele requerir unanimidad política. Teniendo esto en consideración, no es exagerado decir que en la región tendremos, en los próximos años, lo que los políticos estadounidenses denominan gridlock: un estancamiento en la toma de decisiones de los gobiernos por falta de acuerdos entre dos de los poderes republicanos.

La fuente de este estancamiento sería la incapacidad de los sectores populistas que conforman el poder ejecutivo para negociar con los Congresos que se oponen a su voluntad. Esto es así porque, para gobernar en sociedades modernas y complejas, se requiere de un temple liberal, que considere que siempre hay otras posiciones que podrían ser legítimas. Y muchos liderazgos de izquierda en la región no son liberales.

Regresando a Brasil, Lula ha aprovechado el descontento de un poco más de la mitad de la ciudadanía brasileña con las formas y políticas de la derecha populista que encarnaba Bolsonaro. En este sentido, el triunfo de Lula no es necesariamente malo para el país lusoparlante. Seamos claros: Bolsonaro no representaba una derecha liberal, ilustrada y tolerante. 

Por otro lado, Lula llega al poder a partir de su liderazgo carismático . Su figura contribuye a elevar la temperatura política en una sociedad que, me parece, necesita bajar el tono de la retórica demagógica que le sirvió muy bien a Bolsonaro.

En conclusión: ¿está pintándose América Latina de rojo? la respuesta es que sólo parcialmente y, quizás, sólo momentáneamente, pues nada asegura que no sean derrotados en las próximas elecciones, cuando sea evidente que muchas de sus políticas no solucionan eficientemente los problemas o cuando la situación de estancamiento descrita líneas arriba haya desesperado a grandes franjas de la sociedad. 

En lo que respecta a la segunda pregunta sobre si estos triunfos son benéficos para los latinoamericanos, podríamos decir que la moneda está en el aire, pero que el pronóstico es tiempo nublado.

Lo mejor para la región sería, sin duda, tener izquierdas y derechas no populistas y autoritarias que más bien impulsen la tolerancia hacia sus adversarios y el respeto a las instituciones republicanas, democráticas y liberales.

Consulta la versión original en: Sin Embargo, Lula y la izquierda

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